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Aldo Pellegrini |
Toda la historia del hombre es, en definitiva, una persecución desesperada de esa realidad que se le escapa . Silencios de Bahareque plantea la absoluta necesidad de búsqueda y de encuentro de una realidad – una historia- que debe cerrarse para cicatrizar heridas en un pueblo que se desmorona con sus habitantes. Los personajes avanzan a través de la fantástica realidad que les circunda, buscando respuestas antagónicas – que se escapan a toda lógica racional - La búsqueda de Juan en una búsqueda y una persecución continua hacia su pasado – y al pasado de un pueblo – un tanteo continuo por inmensos laberintos de la memoria, la imaginería popular y la superstición. Su búsqueda produce sin embargo el desparramo fantasioso de la obra.
La realidad tiene su propio destino y se niega a ser el espejo del hombre. La realidad, como realidad mágica dentro de la obra discurre drásticamente de los designios que se apegan a las lógicas humanas – Racionales - Tiene un propio cuerpo que se rige por sus propios códigos de verosimilitud creando un relato apartado de los cánones comunes, para entrar a configurar una realidad exacerbada y superada por la magia presente dentro de la narración
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