domingo, 20 de octubre de 2013

Severo Sarduy, de la palabra al éxtasis monumental

La biografía de un hombre es un corte arbitrario, decía Severo Sarduy en el intento de perfilar una “radiografía” de su existencia; de ahí que se remita a la evocación de un relato pre- natal para presentarse formalmente ante la vida, para iniciarse en el relato propio, pero antes para ubicarse en la narración de los otros – es su madre quien nos cuenta los acontecimientos anteriores al nacimiento de Sarduy, quien desde luego ya estaba presente –
Con la anterior declaración de principios, incluso con el planteamiento de un trazado estilístico que invita a la transgresión cronológica de los sucesos, donde la vida empieza antes de la concepción y va después de la muerte, Sarduy constata un veta mágico- mística, muy propia de toda la narrativa latinoamericana, alrededor de su existencia y por ende –quizás- de su producción literaria. Dentro de las consideraciones extraídas de su escritura se destaca : el procurar el placer físico a través de la lectura, donde se intenta llevar al lector a un estado de goce erótico que le permita establecer una relación somática con el texto – situación física – La palabra se hace cuerpo, se vuelve sudor, se erotiza y se amalgama poderosamente a las pulsaciones de los “interpretes”. Queda definido entonces, su CARÁCTER que nos introduce hacia las lógicas interpretativas propias de cada sujeto, pero que a su vez se demarca para lograr una sensación determinada en el mismo.

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